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Si nunca has oído hablar de las Chicas del Radio, esta historia te va a atrapar. El “sol líquido”, como se conocía el radio a los años 20 del siglo pasado, tuvo consecuencias letales para las trabajadoras de una fábrica de Estados Unidos. En este artículo, escrito por nuestro profesor de Sanidad Jordi Lucas, te lo explicamos.
Desde que Henri Becquerel descubrió la radiactividad en 1896, los elementos radiactivos siempre han estado relacionados con grandes avances científicos, pero también con historias de peligro y de sacrificios heroicos.

Uno de estos sacrificios fue protagonizado por las llamadas Chicas del Radio (Radium Girls), un grupo de mujeres jóvenes que durante la Primera Guerra Mundial se encargaron de la construcción de equipos de precisión con una característica común muy especial: en todos ellos se usaba radio como elemento fluorescente.
¿Quiénes eran las Chicas del Radio y qué hacían?
El trabajo de las operarias de la fábrica United States Radium Corporation consistía en fabricar relojes e instrumental con indicadores luminiscentes, que eran pintados a mano con pintura de radio. Para afinar sus pinceles y no salirse de la línea, las trabajadoras cogieron la costumbre de chupar las cerdas y, con ello, ingerían veneno de forma inconsciente. Así, absorbían material radioactivo durante cada jornada laboral.
Al principio, el hábito de las chicas tuvo únicamente repercusiones curiosas y divertidas, pues todo el mundo se fijaba en el brillo de sus dientes. Pero los efectos adversos no tardaron en aparecer: varias operarias cayeron enfermas, víctimas de enfermedades mandibulares y tumores bucales.

Un ejemplo de lucha por la igualdad de derechos
Las trabajadoras se enzarzaron en una de las luchas más duras del siglo XX por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Y es que mientras se veían afectadas por graves enfermedades cuya causa la compañía afirmaba desconocer, eran testigos de cómo los ingenieros químicos de la misma planta usaban equipos de protección, una protección que a ellas les negaron.
Entre todas las mujeres luchadoras en la causa destacó Grace Fryer, una antigua cajera de banco. Fryer lideró en 1922 la lucha por denunciar los peligros del manejo de material radiactivo sin protección. Una batalla que tuvo un elevado coste humano, ya que más de cincuenta trabajadoras murieron antes de poder ver el veredicto conocido en 1927. Tras el fallo, se consiguieron enormes avances por la seguridad y la igualdad, como la instauración de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional.
Graves secuelas para la salud
Gran parte de estas mujeres peleó desde su lecho de muerte, padeciendo graves tumores, con las bocas desdentadas y los huesos frágiles como el cristal. Sabían que la justicia no les podría ayudar, pero tenían la convicción de que sus actos salvarían innumerables vidas en el futuro.
Las Chicas del Radio fueron mujeres luchadoras cuya marca en la historia no ha sido reconocida hasta mucho más tarde. Pero deben ser recordadas como las heroínas para la sociedad y la ciencia que realmente fueron.
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