Este año estrenamos el nuevo Ciclo de Dietética y Nutrición en ILERNA Madrid. Pedro, profesor de Sanidad, nos cuenta algunos secretos para mantener una alimentación sana y equilibrada durante este verano
Con el calor, a algunos les da por quedarse en casa “fresquitos”, a otros les da por tomar más cervecitas de la cuenta…y al final, todo se resume en no llevar una dieta correcta y comer o beber lo primero que tenemos a mano.
En verano debemos tener más cuidado que nunca. El “enemigo” es listo y sabe que estamos con las defensas bajas, por ello, tenemos que rodearnos de los mejores aliados. ¡Vamos a ver qué alimentos pueden ser nuestros salvadores en esta batalla!
El aguacate
Si no lo has hecho ya, deberías incorporarlo a tu dieta sin dudarlo. Gracias a su contenido en grasas mono insaturadas saludables nos permitirá incorporar lípidos de calidad a nuestra dieta diaria. Esto, junto a que es una fuente directa de vitamina C y E, lo hacen un alimento clave a la hora de cuidar y reparar nuestra piel, tan maltratada durante esta época del año.
El pepino
Los pepinos de origen español se exportan debido a su calidad a toda Europa, por lo que nosotros debemos aprovecharnos también de sus propiedades beneficiosas. Es un alimento cuyo componente mayoritario es el agua, así que nos ayudará a refrescarnos y mantenernos hidratados. Es ideal incorporarlo en ensaladas, en el gazpacho o incluso en batidos.
El pescado
Aunque la fruta y la verdura sean el componente principal de nuestra dieta mediterránea, no podemos olvidarnos de aportar proteína de calidad. En este caso, los platos presentes en nuestra dieta basados en pescado son una buenísima opción. El pescado aporta proteína de alta calidad, minerales esenciales y, además, es fácil de digerir.
El agua
El agua debe ser la base de toda nuestra planificación nutricional, tanto en verano como en invierno. Una correcta hidratación nos ayuda a mantener un buen funcionamiento de nuestro organismo, a la vez que nos refresca. Debemos recuperar los líquidos que perdemos durante el día.
¡Pero atención! No sólo hay que tener ojo para escoger a los aliados, sino también para esquivar a los enemigos que nos acechan. Hay una serie de alimentos y bebidas que no son nada aconsejables de cara al verano:
El alcohol
El alcohol es uno de los enemigos silenciosos en la dieta. Las bebidas más usuales en verano con base alcohólica puede que nos refresquen al inicio, pero pueden provocar deshidratación en nuestro cuerpo, así que no son nada aconsejable en los días calurosos. Además, el alcohol es conocido por presentar calorías “vacías” (aporte calórico de baja calidad) para desempeñar las funciones que llevamos a cabo. Podemos consumirlo, pero siempre con moderación.
Las grasas saturadas
Las grasas saturadas (lácteos, fritos, carnes grasas…) son conocidas por sus efectos perjudiciales sobre nuestro organismo y, en concreto, sobre nuestro sistema cardiovascular. Además de esto, provocan digestiones pesadas, que hacen que toda la energía de nuestro cuerpo se dedique a este proceso de digestión, disminuyendo nuestra concentración y energía para otros propósitos.
Los helados procesados
Los helados procesados e industriales tienen una gran cantidad de grasas saturadas. Es mejor sustituirlos por helados naturales elaborados con bases de frutas o yogur. Pueden ser la mejor alternativa a estas dulces tentaciones estivales…¡y refrescan igual!
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