Las vitaminas son sustancias acalóricas (no aportan kilocalorías) y heterogéneas imprescindibles para los procesos fisiológicos del cuerpo humano. De hecho, las vitaminas representan micronutrientes vitales para el desarrollo y el crecimiento del organismo e intervienen en muchas reacciones metabólicas. Las vitaminas son sustancias que no pueden ser sintetizadas o lo son en cantidades insuficientes.
Existen 13 vitaminas distintas (A, B1, B2, B3, B5, B6, B7, B9 Y B12, C, D, E, K) y se clasifican en dos grandes grupos en función de su solubilidad, de cómo actúan en el organismo y de dónde se almacenan. Así, encontramos vitaminas hidrosolubles y liposolubles.
¿Qué son las vitaminas hidrosolubles?
Estas sustancias se disuelven en agua y, por lo tanto, se eliminan a través de la orina. Asimismo, pueden perderse durante el cocinado o el almacenamiento de los alimentos. Es habitual consumirlas a través de alimentos y son vitaminas hidrosolubles el complejo B -B1, B2, B3, B5, B6, B8, ácido fólico (B9) y B12- y la vitamina C.
¿Qué son las vitaminas liposolubles?
Este tipo de micronutrientes, en cambio, se disuelven en grasa. Normalmente son transportadas por los quilomicrones al sistema linfático del intestino delgado y a la circulación sanguínea. Son vitaminas liposolubles las vitaminas A, D, E y K. Cuando los niveles de este tipo de vitaminas son excesivos, se almacenan en el hígado y en el tejido adiposo. Su consumo en exceso puede ser perjudicial por el hecho de que se almacenan.
Cada vitamina tiene unas funciones específicas en el organismo. Por ello, es importante seguir una dieta variada y equilibrada para que la ingesta y los niveles de estas vitaminas sean correctos.
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