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Tips y consejos, 24 MAY 2023, Sara Vidal
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Vivimos en una sociedad en la que las obligaciones se acumulan y el tiempo cada vez se hace más corto. Aquella frase que señalaba: “los minutos parecen horas” parece haberse dado la vuelta. Hoy, el reloj de nuestras vidas es el mismo reloj que portaba el famoso personaje del cuento de Alicia en el País de las Maravillas, el conejo blanco que siempre llegaba tarde a su destino. Sin embargo, han pasado casi 160 años desde que Charles Lutwidge Dodgson, bajo el seudónimo de Lewis Carroll, publicara su cuento.
Esta semana, la organización Mental Health Europe celebra la Semana Europea de la Salud Mental. Bajo el lema “Comunidades Mentalmente Saludables”, el objetivo de este 2023 es aumentar la comprensión y aprendizaje sobre la salud mental.
En España, es el estrés una de las razones del empeoramiento de la salud mental. Según un estudio de la Confederación de Salud Mental España, cuatro de cada diez personas en España (39,3%) valora de forma negativa su salud mental actual. Una de las causas de esta valoración negativa es lo que se denomina carga mental. Hablamos de la carga mental como el estrés psicológico adicional fruto de la presión doméstica y laboral.
Y es que puede que tú también hayas sentido ese run run en la cabeza pensando en tus estudios, en el trabajo y en tus asuntos personales. Tener que estar pendiente de todo lo que sucede a tu alrededor y hacerte responsable de ello produce una sensación agotadora: es lo que conocemos como carga mental.
El concepto de carga mental se utiliza para referirse a las consecuencias que tiene el exceso de responsabilidades en la salud mental de las personas. En este sentido, no hablamos de esfuerzos físicos, sino de tareas domésticas, el trabajo, los estudios, la familia, el cuidado de los hijos y un largo etcétera.
El origen de este término lo podemos encontrar en el ámbito laboral y de la prevención de riesgos. En cierto modo, es similar al burnout o “síndrome del trabajador quemado”, un concepto utilizado para referirse a un estado de estrés prolongado ocasionado por el trabajo.
Sin embargo, trabajar y estudiar no es el único motivo que puede dejarnos exhaustos mentalmente. Las exigencias del día a día, cómo compaginar todo eso también con las responsabilidades familiares, el ocio y el cuidado personal, pueden llevarnos a mantener un esfuerzo mental constante que acaba por desgastarnos lentamente. Es ahí donde debemos poner freno para evitar consecuencias mayores, como pueden ser una crisis de ansiedad, fatiga mental o estrés crónico.
A pesar de que cualquier persona puede verse sometida a la carga mental, hay ciertos colectivos que son más propicios a experimentarla. Según un estudio realizado por P&G en 2019 a más de 2.400 personas, en España, el 71% de las mujeres sufre carga mental; mientras que en los hombres esta cifra se reduce hasta el 12%.
En 1996, la socióloga Susan Walzer acuñó el término carga mental invisible en su estudio Thinking about the Baby: Gender and Divisions of Infant Care, con el objetivo de encontrar un concepto para referirse al cúmulo de responsabilidades que las mujeres tienen en su día a día. Pero, ¿por qué existe esta desigualdad? A continuación, vamos a analizar algunas de las causas.
En los últimos años, los roles familiares han experimentado algunos cambios, sobre todo en las parejas más jóvenes. Sin embargo, sigue existiendo una tendencia social arraigada a la tradición que asigna a las mujeres el rol de cuidadoras.
En muchos casos, ellas se encargan de organizar y coordinar las tareas domésticas y familiares: desde hacer la lista de la compra, elaborar menús y organizar las tareas de limpieza, hasta gestionar las visitas al médico, mantener lazos familiares, acudir a la escuela y brindar apoyo emocional. ¿Hay que poner una lavadora?; ¿falta detergente?; ¿qué se come y qué se cena hoy?; ¿el niño tiene extraescolares?; ¿falta algo en casa?
Es posible que ambos miembros de la pareja colaboren de forma activa en la realización de las tareas; por ejemplo, fregando los platos, yendo a buscar al niño al colegio o doblando ropa. No obstante, el hecho de estar pendiente de qué falta y qué sobra suele recaer en ellas. En consecuencia, muchos conflictos de pareja, e incluso rupturas, son ocasionados por la carga mental que genera la desigualdad en la organización y gestión de las tareas domésticas y familiares.
A todo lo comentado en el punto anterior, hay que sumarle el hecho de que muchas mujeres tienen un trabajo a jornada completa, igual que sus cónyuges. Sin olvidar, además, que ellas también tienen derecho a seguir formándose, tener vida social, practicar deporte, disfrutar de sus aficiones y descansar.
Pero cuando hablamos de conciliación laboral, de estudios y de maternidad, la situación se complica aún más. Según el estudio Somos Equipo, elaborado en 2017, el 58% de las mujeres que han sido madres reducen su jornada laboral, piden una excedencia o dejan su empleo; frente a un 6,2% en el caso de los hombres. Esto se debe a diversos factores, entre los que se encuentran la propia voluntad de la madre.
La carga mental se manifiesta, en primer lugar, como un desgaste emocional. Comienzan a aparecer síntomas de:
Cuando la carga mental es excesiva aparece la fatiga mental, que se refiere a una disminución de la eficiencia funcional mental y física. En ocasiones, la carga mental también puede derivar en reacciones fisiológicas que alteran los siguientes aspectos:
Para prevenir o tratar el exceso de carga mental es necesario establecer un orden y poner límites en los distintos aspectos de tu vida.
Para reducir la carga mental derivada de los estudios:
Para disminuir la carga mental ocasionada por el exceso de tareas y responsabilidades laborales:
Para reducir la carga mental derivada de obligaciones familiares y personales:
En cualquier caso, recuerda que siempre puedes acudir a un profesional de salud mental.
Empecé mi trayectoria en el mundo de la comunicación con tan solo cinco años, escribiendo las historias que más adelante marcarían mi futuro profesional. Publicista de profesión, vi en el copywriting la oportunidad de continuar con aquella afición que había llenado mis tardes después del colegio, pero esta vez a través del storytelling, el branded content y el marketing de contenidos.
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