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El programador Full Stack es el profesional encargado de desarrollar páginas web, tanto en el Front-End como en el Back-End. Para desempeñar sus funciones, que incluyen desde el diseño de interfaces hasta el desarrollo de arquitecturas y la optimización del sitio web, debe combinar una serie de conocimientos técnicos y creativos.
Un desarrollador Full Stack es un profesional que crea aplicaciones web completas. Se ocupa tanto de la parte visible para el usuario (Front-End) como en la que opera en segundo plano (Back-End).
El Front-End incluye todo lo que las personas ven e interactúan, como botones, menús o imágenes. Por ejemplo, al usar una tienda online, esta parte asegura que el diseño sea claro y funcional. En cambio, el Back-End gestiona procesos internos, como guardar el pedido o procesar el pago.
Este profesional se encarga de distintas áreas técnicas para garantizar que la aplicación web funciona bien, tiene un diseño atractivo y es segura:
La interfaz es la parte de la web que los usuarios ven y usan. Esto incluye botones, menús o formularios. El Full Stack Developer diseña esta parte para que sea funcional y atractiva. También se asegura de que funcione bien en cualquier dispositivo, ya sea un móvil, una tableta o un ordenador.
El sitio web debe reflejar la identidad de la empresa, por lo que debe colaborar con el equipo de diseño para lograr el mejor resultado.
La arquitectura de un sitio web es la forma en la que se organizan todas las partes que lo componen para que funcionen como un todo. Así, el desarrollador establece cómo se va a conectar la parte que el usuario ve con la parte que procesa los datos, como servidores o bases de datos.
La arquitectura también debe estar diseñada para que la aplicación pueda crecer en el futuro y añadir nuevas funciones sin afectar su rendimiento. Por eso, el programador debe elegir tecnologías que permitan gestionar grandes cantidades de información sin que la aplicación se ralentice.
Las bases de datos almacenan la información que usa una aplicación, como productos, pedidos o usuarios. El Full Stack se encarga de diseñarlas para que la información esté organizada y sea fácil de buscar y actualizar.
También se asegura de que las bases de datos funcionen con rapidez, incluso con muchos usuarios. Además, también deben garantizar que la información esté protegida, sobre todo los datos sensibles como contraseñas. Esto se logra utilizando tecnologías y técnicas como el cifrado de datos.
El desarrollador se encarga de que la aplicación sea rápida y funcione sin problemas. Esto incluye reducir los tiempos de respuesta y mejorar la eficiencia de las operaciones, sobre todo cuando hay muchos usuarios accediendo al mismo tiempo.
Este proceso supone mejorar el rendimiento de la base de datos y asegurar que la información se procese y se recupere sin afectar la experiencia del usuario.
Este profesional también se ocupa de mantener la aplicación web actualizada y de corregir errores. Además, la protege contra amenazas y aplica medidas de seguridad como el cifrado de datos.
Así, el programador debe revisar y actualizar el sistema para evitar vulnerabilidades y garantizar que la información de los usuarios esté siempre segura.
El desarrollador es un profesional híbrido que debe tener conocimientos técnicos y cualidades creativas. Así, para poder desempeñar todas sus funciones, necesita saber:
Dominar varios lenguajes de programación es vital para que el desarrollador pueda trabajar en todos los aspectos del proyecto. Debe conocer:
Un framework es un conjunto de herramientas que simplifican el proceso de desarrollo porque proporcionan estructuras predefinidas que hacen el código más fácil de mantener:
El programador debe ser capaz de trabajar con bases de datos relacionales y no relacionales.
Las bases de datos relacionales organizan los datos en tablas con filas y columnas. Son ideales para proyectos con datos estructurados y relaciones claras, como en sistemas bancarios. Algunos gestores de bases de datos populares son MySQL o PostgreSQL.
Por otro lado, las bases de datos no relacionales no siguen una estructura fija. Esto las hace adecuadas para aplicaciones con datos cambiantes o menos organizados, como redes sociales. En este sentido, destacan MongoDB o Firebase.
El control de versiones es fundamental para gestionar el código de un proyecto, sobre todo cuando se trabaja en equipo. Permite llevar un registro de todos los cambios que se realizan en el código fuente, lo que ayuda a volver a versiones anteriores si es necesario.
Un sistema de control de versiones como Git permite crear diferentes versiones paralelas del código para trabajar en nuevas funcionalidades sin afectar al proyecto principal. A través de plataformas como GitHub, los desarrolladores pueden almacenar sus proyectos en línea, colaborar entre sí y revisar el código de otros.
El desarrollo en la nube permite a los programadores alojar y gestionar aplicaciones sin necesidad de depender de servidores físicos.
En lugar de mantener infraestructuras propias, utilizan plataformas como Google Cloud, Heroku o Microsoft Azure para gestionar todos los recursos de manera escalable.
Un programador Full Stack debe estar familiarizado con las mejores prácticas para prevenir vulnerabilidades, como la inyección de código SQL o los ataques cross-site scripting (XSS).
Además, utilizar HTTPS es fundamental para cifrar las comunicaciones entre el servidor y el cliente, garantizando que la información no sea interceptada.
Para convertirse en desarrollador Full Stack, es necesario cursar el Grado Superior de Desarrollo de Aplicaciones Web (DAW). En iLERNA, es posible estudiar este ciclo, donde aprenderás los lenguajes y frameworks tanto de front-end como de back-end.
Además, se puede complementar esta formación con el Grado Superior de Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma (DAM) y obtener una doble titulación de FP.
También es fundamental mantenerse actualizado, ya que la tecnología avanza muy rápido. Para ello, recursos como Smashing Magazine, A List Apart o podcasts como Syntax y Full Stack Radio pueden ayudar a estar al tanto de las últimas tendencias.
Observadora e inquieta, enamorada del periodismo desde chica, abandoné los olivos de mi Jaén natal para trasladarme a Madrid. Las agencias de noticias y la televisión han formado parte de mi trayectoria profesional, pero, sobre todo, el mundo multimedia, donde he desarrollado gran parte de mi carrera. Desde hace unos años me dedico a la comunicación corporativa, donde sigo creciendo, gracias a la oportunidad de trabajar con herramientas tan atractivas como el blog de ILERNA.
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