La violencia de género es un tipo de violencia que afecta a las mujeres por el mero hecho de serlo. Constituye un atentado contra su integridad, su dignidad y su libertad, independientemente del ámbito en el que se produzca.

Engloba tanto la violencia física -que suele ser la forma más fácilmente detectable- como la sexual, la psicológica, la económica o incluso la violencia contra la libertad de pensamiento.

Las tres fases del ciclo de la violencia
En este post nos centraremos en estudiar el ciclo de la violencia de género definido por la psicóloga estadounidense Lenore Walker. El ciclo consta de tres fases secuenciales: el aumento de la tensión, el incidente agudo de agresión y “la luna de miel” o etapa de conciliación. La teoría de Walker es una de las más difundidas y aceptadas sobre las fases de la violencia de género.
Explica cómo las mujeres llegan a ser víctimas y cómo, a raíz del comportamiento manipulador y dominante del agresor, en muchas ocasiones no intentan escapar ni denunciar. En este vídeo te explicamos brevemente las tres fases:

Como has visto, al terminar la tercera fase de conciliación, en la que el agresor se muestra arrepentido de lo ocurrido y amable con la víctima, se vuelve a pasar a la primera fase y, por tanto, comienza un nuevo ciclo de violencia. En este sentido, vuelven las discusiones, gritos y agresiones de baja intensidad características de la primera fase del ciclo, acompañados de pensamientos como “tal vez lo merecía”.
En este punto es conveniente repasar qué indicadores nos alertan de que puede existir violencia de género:
- Elevado grado de control. Siempre pide explicaciones sobre lo que hace y ejerce un control en muchos aspectos y situaciones: controla su teléfono, con quién está o tiene contacto, su manera de vestir y también la economía familiar.
- Elevado grado de intimidación o de celos. Atemoriza con miradas y gestos, levanta la mano y la acusa de flirtear con otros hombres, los celos le pueden.
- Aislamiento de la mujer. Le prohíbe relacionarse con amigos o familiares y le aísla de otro tipo de relaciones.
- Constante culpabilización. Le responsabiliza de todo lo que no funciona en la relación y no le pide perdón.
- Abuso de poder reiterado. El hombre establece las reglas de la relación, le da constantemente órdenes y decide sobre ella sin tener en cuenta su opinión o preferencias.
- Pensamiento narcisista. Los comentarios despectivos sobre las mujeres suelen ser constantes.

La violencia de género y cómo ayudar a víctimas de este tipo de violencia lo abordarás extensamente durante el Grado Superior de Integración Social.
Al dejar el comentario aceptas nuestra política de privacidad