Turismo gastronómico: descubriendo el mundo a través del paladar

La gastronomía es mucho más que un conjunto de alimentos o recetas, es uno de los ingredientes esenciales de una cultura o región. Tanto es así, que las actividades relacionadas con la comida y la bebida son uno de los mayores reclamos turísticos del momento. De ahí que reciba el nombre de turismo gastronómico o culinario.

Para este tipo de turismo, la cocina típica de un país o región influye de manera decisiva en la elección de un destino. Por esta razón, un Técnico en Guía, Información y Asistencias Turísticas puede especializarse en gastronomía y dedicarse íntegramente a diseñar, producir y participar en actividades culinarias. ¡Un sueño hecho realidad para los amantes del buen comer!

¿Qué es el turismo gastronómico?

El turismo gastronómico es un tipo de turismo centrado en descubrir y experimentar la tradición culinaria de un país o región. En este sentido, los viajeros buscan probar platos típicos, especialidades locales y recetas únicas, elaboradas con productos de la zona. Este tipo de turismo combina el placer de la comida con la exploración cultural y la interacción con la comunidad local. Por esta razón, los restaurantes, mercados y festivales gastronómicos se convierten en las atracciones principales. Además de satisfacer el paladar, el turismo gastronómico promueve la conservación de recetas tradicionales y el desarrollo sostenible, ya que resalta la importancia de la producción y el consumo de alimentos locales.

Características principales

El turismo gastronómico reúne una serie de características que lo hacen único y muy atractivo para los viajeros. De hecho, se ha convertido en uno de los mayores reclamos turísticos de los últimos años.

• Experiencia culinaria. Descubrir nuevos sabores, texturas y recetas o conocer el proceso de producción del producto final, entre otros.
• Exploración cultural. La gastronomía es una ventana a la cultura. Esto implica sumergirse en las tradiciones culinarias, técnicas de cocina, ingredientes locales y costumbres alimenticias de una región.
• Contacto directo con la comunidad. A través del turismo gastronómico, los viajeros tienen la oportunidad de conocer a chefs, cocineros/as, productores y habitantes.
• Destinos especializados. Hay países o regiones que se han posicionado como referentes gastronómicos o que han convertido su cocina en una seña de identidad. Puede ser el caso de la pizza y la pasta de Italia; el pulpo a la feira de Galicia (España); o las francesinhas de Portugal.
• Impacto económico. El turismo gastronómico beneficia la economía lugareña y el comercio local.
• Sostenibilidad. El consumo de proximidad es respetuoso con el medio ambiente. Además, también se valora positivamente la preservación de recetas y métodos de cultivo tradicionales.
• Innovación culinaria. Al mismo tiempo que se conservan las tradiciones, el turismo gastronómico fomenta la innovación en la cocina, fusionando ingredientes y técnicas de diversas culturas.
• Rutas gastronómicas. La creación de itinerarios gastronómicos permite que los viajeros exploren la diversidad culinaria de una región.
• Gastronomía en las redes sociales. El turismo gastronómico se ha visto impulsado por las redes sociales, especialmente a través de TikTok e Instagram. A través de estos medios, los usuarios recomiendan locales o destinos. Incluso ha nacido un perfil llamado foodie, que se refiere a una persona apasionada por el buen comer.

Actividades de turismo gastronómico

Para conocer la tradición culinaria de un país o región es imprescindible sumergirse en ella. Algunas de las actividades de turismo gastronómico que puedes realizar son las siguientes:

• Degustaciones y catas. Consisten en probar un alimento o bebida, como vinos, quesos, aceites, cervezas artesanales, licores, chocolates y otros productos locales.
• Visitas a mercados locales. En los mercados de alimentos y bebidas los turistas pueden comprar productos frescos de proximidad y aprender sobre los platos típicos locales.
• Clases de cocina. Se trata de una experiencia educativa e interactiva, a través de la cual los viajeros pueden conocer técnicas culinarias y aprender a preparar recetas típicas de la zona.
• Comer en restaurantes locales. Para disfrutar de la gastronomía tradicional de una región, no hay nada como comer en un establecimiento recomendado por los lugareños.
• Visitas a bodegas y viñedos. En las regiones vinícolas, los turistas pueden hacer visitas guiadas en bodegas y viñedos para aprender sobre el proceso de elaboración del vino, hacer catas y maridajes.
• Festivales y eventos gastronómicos. En muchos pueblos y ciudades se organizan festivales y eventos dedicados a la comida local, como ferias, muestras gastronómicas o mercados.
• Tours gastronómicos. Los tours especializados en gastronomía consisten en realizar un circuito culinario a través de diversos restaurantes y establecimientos.
• Eventos de “street food”. Explorar la cultura de la comida callejera permite descubrir platos populares y sabores de todo tipo.
• Turismo gastronómico sostenible. Algunas actividades se centran en la sostenibilidad y la relación entre la gastronomía y el medio ambiente. Esto puede incluir visitas a huertos urbanos, la participación en programas de agricultura ecológica o la degustación de alimentos orgánicos y de comercio justo.

El turismo gastronómico en España

El turismo es el sector que más riqueza aporta a la economía española, con un total de 176.000 millones de euros anuales, que representan el 14,6% del PIB. Además, supone la creación de alrededor de 2,8 millones de empleos. De ahí que estudiar un Grado Superior de Gestión de Alojamientos Turísticos o un Grado Superior de Guía, Información y Asistencias Turísticas tenga tantas salidas profesionales.

La realidad es que la gastronomía es uno de los ejes centrales del turismo en España. Según el IV Estudio de la demanda de turismo gastronómico en España 2022, elaborado por Dinamiza, el 86,4% de los viajeros españoles ha realizado un viaje o salida de carácter gastronómico en los últimos dos años. Además, el 20,5% de los viajeros podrían definirse como turistas gastronómicos en toda regla.

De ruta gastronómica por España

El turismo y la gastronomía española van de la mano, y es que nuestro país goza de una gran variedad de tradiciones culinarias. En el norte de España, en Asturias, los viajeros pueden disfrutar de la famosa sidra asturiana y probar platos típicos como la fabada, un guiso de alubias con embutidos y cerdo. La comunidad vecina, Galicia, destaca por sus pescados y mariscos frescos, como el pulpo a la gallega y las empanadas.

A continuación, nos movemos hacia el centro de España. Madrid ofrece una amplia variedad de tapas y platos tradicionales, como el cocido madrileño. Un poco más arriba, en Castilla y León, el cordero o el cerdo asado son los protagonistas de la mesa. A su derecha, La Rioja se posiciona como un referente en enoturismo, ofreciendo una amplia variedad de actividades relacionadas con la cultura vitivinícola.

Al este, la Comunidad Valenciana es famosa por su paella; mientras que en Cataluña encontramos recetas tan representativas como el pan con tomate, la crema catalana, los panellets, los calçots, la coca de recapte, la olla aranesa, los caracoles o la sopa de galets.

En el sur, Andalucía nos ayuda a combatir el calor con su gazpacho refrescante y el salmorejo cordobés. Sin olvidar las tapas, una de las mayores señas de identidad gastronómicas de España. Desde patatas bravas y gambas al ajillo, hasta pescadito frito y flamenquines de pollo.

Continuamos nuestra travesía hasta llegar a Ceuta y Melilla, donde la influencia de diversas culturas, como la árabe, ha dejado recetas como la pastela, el cuscús, el Rghaif o “pañuelo”, la sopa de picadillo o el rape a la Rasudir. Finalmente, acabamos nuestro viaje en el archipiélago de las Islas Canarias, con platos que reflejan su ubicación geográfica: desde productos frescos del mar, hasta las papas arrugadas con mojo picón.

Tipos de turistas gastronómicos

Ahora que ya sabes qué es el turismo gastronómico y qué actividades se pueden considerar como tal, solo quedar saber qué tipo de turistas amantes de la comida podemos encontrar alrededor del mundo.

• Foodie. Ama el buen comer, sobre todo en restaurantes, pero que no tiene por qué ser experto en cocina. Simplemente le gusta (mucho) comer, casi tanto como a nosotros.
• Wine lover. Son amantes del vino, pero no solo de la bebida en sí misma, sino de todo el proceso de elaboración y consumo del producto. Desde escoger la variedad de uva, hasta la crianza y el maridaje.
• Gourmet. Busca la exquisitez y la exclusividad. Por ello, suele acudir a restaurantes de gama alta, como los incluidos en la Guía Michelín, y tiendas delicatessen. Es decir, establecimientos que no suelen estar al alcance de cualquier bolsillo.
• Cosmopolita. Es el más curioso y dispuesto de todos. Se aventura a probar todo tipo de platos, indiferentemente del país del que provengan o de los ingredientes que contengan. No apto para quienes tengan miedo a los insectos, veganos, intolerantes o alérgicos a algún alimento.
• Cocinillas. Es la típica persona que adora la gastronomía y pasa gran parte de su tiempo libre aprendiendo sobre cocina y cocinando. Sin duda, el amigo o amiga que todos queremos a nuestro lado.
• Sibarita. Se trata de un tipo de turista muy similar al gourmet, ya que adora el lujo, los placeres caros y los locales refinados. No lo verás comiendo en un McDonald’s, pero sí en el Guy Savoy de París.
• Gourmand. Es aquella persona que come todo lo que se le ofrece y disfruta descubriendo nuevos sabores e ingredientes. Si dice basta es muy probable que sea porque la comida está en mal estado, no porque no quiera comérselo.